Confinamiento e Inteligencia Emocional

CONFINAMIENTO E INTELIGENCIA EMOCIONAL

Flexibilidad: La Clave.

Desde que el mundo es mundo, los objetivos en la vida son los que han mantenido al hombre motivado.

Tal es el punto que si hablamos con una persona depresiva, una de las primeras cosas a las que hará referencia es haber pedido las ganas de vivir, ya no tiene objetivos y no encuentra motivación para seguir adelante.

Mantener un pensamiento positivo en medio de la incertidumbre que nos genera la realidad mundial en la que vivimos es fundamental, ya que todo esto pasara en algún momento. Aunque hablando con diferentes personas, hemos observado que la preocupación no está en que esto pase, sino lo que pasará después que pase, aunque parezca un trabalenguas. Cada quien abriga en su pensamiento la idea de que una vez finalizado el confinamiento, las vida como era habrá cambiado, sin saber muy bien cómo y ese grado de incertidumbre es lo que produce inestabilidad emocional. Además de la ya conocida inestabilidad económica en la que todos estamos inmersos, algunos más y otros menos, dependiendo del país que nos toque vivir y de nuestra condición socio-económica. El pensamiento se encuentra centralizado en lo que vendrá y perdemos de vista las cosas maravillosas que están ocurriendo mientras tanto.

La solidaridad mundialmente generalizada, debiera ser un motivo más que suficiente para esperanzarnos de que algo mejor vendrá. Cada uno desde su lugar dá lo que sabe, lo que tiene y lo que puede.

Hemos revalorizado el beso, el abrazo, los momentos, la mesa compartida, los perfumes, los espacios públicos, los parques y tantas otras cosas que por este tiempo nos hacen tanta falta. Todas estas, facetas de la comunicación no verbal que nos nutre tanto y que la velocidad con la que vivíamos, no nos permitía disfrutar ni ejercer.

En el cuidado del espacio personal y el de los demás, dejamos de vivir estas necesidades desde la carencia y hemos aprendido a comunicarnos y a expresarnos de otras formas, para que al volver al contacto, lo vivamos con la alegría que realmente significa.

Para aquellos padres que trabajan, este es un tiempo invaluable para poder compartir con los hijos chicos, incluso los que tienen adolescentes, para abrir nuevos espacios de comunicación y dialogo. Sabemos que las necesidades de desgastar energía acumulada que los caracteriza, es una dificultad pero nada comparada al tiempo que podemos compartir con ellos. Se nos presentan horas para disfrutar que normalmente no tenemos, horas para jugar, ser creativos, contar historias familiares, expresarles acerca de nuestras experiencias, reflexionar sobre diferentes temas, encontrarnos desde la aceptación.

Si ocurriera alguna discusión podemos proponernos cambiar de espacio físico, por ejemplo: Estamos discutiendo en la cocina y pasar al baño. El simple hecho de cambiar de espacio, cambia la dinámica (además de resultar gracioso discutir en el baño). Parecieran tonterías, pero hagamos la prueba y después nos pueden contar la experiencia. El cerebro cuenta con habilidades de adaptación y de resolución de los conflictos sorprendentes.

No olvidemos que somos los adultos los que tenemos la responsabilidad de generar el espacio de comunicación sanos, empáticos, positivos y cambiar las rutinas. Cambiar las caras antes de un comentario, no interrumpir o anticiparnos a lo que van a decir, no ponernos en guardia, a la defensiva, practicar la escucha activa, ser más comprensivos y tolerantes.

Salirnos de las profecías auto-cumplidas (ahora va a pasar esto o aquello) y analizarnos con sinceridad ya que las horas están a nuestro favor.

La inteligencia emocional no verbal se centra en el autocontrol, los gestos del rostro, el tono de la voz, los movimientos y posturas corporales, la mirada, etc. La forma en que me expreso se va a contagiar a los demás y especialmente en estos días en que estamos todos juntos durante tantas horas en un mismo espacio. Como adulto debo transmitir tranquilidad, serenidad, comprensión y positivismo. Debemos ser responsables del ambiente que generamos en casa y ya no solo de las palabras sino de los gestos y actitudes.

Muchos de estos son modelos de conducta aprendidos de nuestros padres, pero ellos han hecho lo mejor que han podido, hoy nosotros disponemos de una gran cantidad de recursos a nuestro alcance.

Podemos aprovechar para capacitarnos emocionalmente y ser mejores padres, mejores líderes, mejores empleados, mejores hijos, mejores personas.

Este es un buen tiempo que podemos capitalizar para convertirnos en líderes de nuestras propias vidas.

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Todo lo aquí compartido, tiene carácter informativo y no reemplaza las indicaciones o tratamientos que el médico especialista pueda brindar

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